Cada vez que te pedía que fueras diferente perdí la oportunidad de ver el regalo que eras para mí, perdóname porque en ese momento no entendí que eras mi gran entrenador. Quería durar toda la vida contigo y no podía disfrutar el ahora, pensando que lo importante era el destino y no simplemente el caminar juntos.
Y me sumí en la amargura, en la lucha, en la frustración, pensando que eras tú el que tenía que hacer el trabajo y no yo. Que eras el que estaba mal, el que había que corregir, el que necesitaba ayuda. Y me desgasté buscando una “cura” para ti, tratando de convertirte en lo que yo quería.
Y no pude ver que más allá de mis quereres, lo que tú me mostrabas era lo que yo necesitaba; más allá de mis caprichos, no podía ver que tu actitud me revelaba algo que sería imposible: que tú cambiaras.
Hasta que llegó el día en el que me di cuenta de que mis deseos solo hablaban de mis autolimitaciones; ese día no pude más, dejé caer mi armadura, solté las armas; y mi cuerpo, mi emoción y mi mente gritaron tan fuerte que por fin los escuché y el velo cayó para poder mirar con amor lo que habíamos transitado.
Muchas memorias de dolor se abrieron para escuchar mis heridas, con sus quejas y confrontaciones; hoy la escucho, la atiendo y la integro para abrazar a mi propio dolor. Me libero desde el amor.
Tranquilo, ya me estoy haciendo cargo de mi niña interior, ya no necesito que tú lo hagas, te libero, abrazo tu diferencia y honro tu presencia porque hoy comprendo la perfección de habernos encontrado en el camino.
Celebro tu vida, agradezco tu forma de ser tan diferente a la mía, porque hoy con una sonrisa en mi boca y paz en mi corazón, sé que eso era justo lo que necesitaba, finalmente somos una cocreación mutua. Te veo, te acepto y te respeto como eres…
Hoy me perdono por no haber visto que solo estabas a mi servicio; hoy ya no pierdo oportunidades, hoy las aprovecho; y desde ahí te reconozco como el gran regalo en mi vida y me convierto cada día en el mejor regalo para ti, en este preciso instante y en este eterno momento… gracias