Claudia Psicoterapia

La llamada al camino, un viaje de retorno a casa

“El caminar es hoy en día una elección, un deseo, una forma de escapar a la rutina, una forma de poner los pies en el suelo y reencantar el mundo, de volver a sentirse vivo, apasionadamente vivo.” Le Breton, de Caminar la vida


Cuando tomamos la metáfora de ver la vida como un eterno peregrinar, podríamos sentir que nos volvemos aprendices, discípulos, peregrinos o meros caminantes dispuestos a emprender un viaje en el que cada día hay muchos aprendizajes, veamos algunos:

El primero, pensar o sentir que siempre hay una meta, que implica llegar a un lugar, que creemos sagrado, el mas importante, el objetivo máximo. Pues resulta que la vida no tiene una sola meta sino muchas paradas y pequeños tramos que nos invitan a recalcular permanentemente para donde vamos y finalmente la meta ultima no tiene nada que ver con lo de afuera sino con el reencuentro con nuestro interior; volver la mirada hacia ti y recordar el ser más allá de la ilusión de lo externo que muchas veces nos vislumbra; recordando las palabras del principito que nos invita lo esencial es invisible a los ojos.

El segundo, terminamos caminando por inercia cuando estamos con el piloto automático y no nos permitimos disfrutar del paisaje; desde el punto anterior ante el afán y apuro de llegar a algún lugar, nos perdemos de la simpleza delo cotidiano, de lo que trae el día a día con la maravilla del momento presente, tan sencillo como solo ser, estar, agradecer, muy atento conectado ante el infinito momento que se presenta ante nosotros y se despliega con múltiples posibilidades que están listas para ser usadas.

El tercero, el llamado a hacer pares en el camino; a veces no escuchamos esos llamados y luego la vida nos para en seco a través de una enfermedad física o mental que trae una incomodidad y rompe eso que pensábamos que iba a ser eterno y para siempre; sin darnos cuenta que lo único eterno que realmente tenemos es la impermanencia de todo cuanto existe. La impermanencia nos invita al desapego, al cambio y a la renuncia y nos permite aprender a fluir con lo que hay y necesitamos revisar para volver al camino desde otro lugar.

Te invito a que reflexiones sobre cuales son esos llamados que te ha hecho la vida:

Un accidente? La muerte de un familiar o amigo cercano?, una separación o divorcio de una relación de pareja? La terminación de un trabajo o proyecto? La finalización de un ciclo natural de la vida (40 o 50 años)? La ida de los hijos de la casa?

Cuál es el tuyo? Y si sientes que necesitas comprender como vivir estas transiciones, te invitamos a que camines con nosotras en el camino portugués hacia Santiago de Compostela, una maravillosa forma de darte cuenta que la solución puede estar en el andar, sin prisa, con escucha interna, atento a lo que el paisaje te va regalando, renovando votos contigo mismo.

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