Esta época del año siempre es una oportunidad que se abre como un portal especial para relacionarnos de manera diferente con la muerte, palabra que encierra mucho tabú; ya que gira alrededor del miedo, de lo que no se habla, de lo oscuro, de lo malo; como si fuera una maldición o un fantasma al que esquivamos durante toda la vida; sin embargo, olvidamos que estamos más cerca de la muerte de lo que creemos en la mediada que nos permite vivir desde un lugar más consciente la vida, donde ocurre un mágico proceso de transformación permanente desde varias maneras:
- Recordar a los que ya partieron antes que nosotros; esos que nos precedieron y que, de alguna forma, impactaron nuestras vidas siendo compañeros de camino durante un tiempo; la manera de honrarlos siempre es teniéndolos en nuestra memoria con gran agradecimiento, quedándonos con lo mejor de lo vivido. Si tienes todavía un malestar, dolor o tristeza por la partida de un ser querido, trabájala acompañado de un profesional, para que puedas vivir un duelo de manera consciente.
- Recordar que la vida al ser efímera y temporal nos permite conectarnos con la impermanencia de ella misma; por lo que es necesario salir pronto del modo sobrevivencia, del sobreesfuerzo que nos lleva al agotamiento y la enfermedad, muertos en vida; para comenzar a disfrutar la vida desde un lugar de gozo, de aprendizaje sin sufrimiento, de vivir desde el ser sin pretensiones solo “estando”
- Recordar que las muertes están presentes todas los periodos de la vida en el momento en que cerramos y abrimos ciclos que nos permiten, pasar de un estado a otro; de ser mujer sin hijos a madre, de soltera a comprometida, de colegiala a universitaria, de empleada a emprendedora, de hija a compañera de camino de los padres, de niña a adolescente…; desde ese lugar la vida es un gran ciclo con múltiples rituales de paso que la componen, así que tenemos muchos cierres y muchas aperturas que nos invitan a nacer y morir con cada cambio para abrirnos al siguiente eslabón que nos permitirá evolucionar.
- Recordar que desde estos ciclos nos vamos transmutando de manera individual y personal en la medida que vamos dejando atrás viejos “yos” y nos vamos permitiendo encontrarnos con nuestra verdadera esencia, en el momento que dejamos ir lo que ya nos pesa desde el ego, lo conocido, la zona de confort, para adentrarnos en el gran mundo de posibilidad desde nuestra mejor versión, liviana, sana y coherente con lo que necesita tu alma.
Entonces la invitación es a transformar tu conexión con la muerte y a comprender todos los aprendizajes que puedes tener alrededor de la misma, recordando finalmente que la muerte siempre creará vida, nuevas oportunidades desde un gran renacimiento, tú decides como vivirla.
