Cada año por esta época comienzan las correderas, estrés y conflictos tanto personales como familiares por tomas de decisiones en la organización de eventos, compras de regalos, cumplir con muchos compromisos, y decidir con quien pasar las fiestas. Olvidando fuertemente el verdadero sentido de estas celebraciones que tiene que ver más con lo espiritual que, con lo mundano, el consumismo y el placer inmediatista.
Nuestra vida ya de por si movida, pone además ahora su energía en el tengo que…, en no disfrutar el momento sino estar pensando en el siguiente, en la voracidad del tener y mostrar, en el estar desde un lugar insaciable donde nada me satisface y todo debe ser perfecto.
Es hora de comenzar a ser un pare y comprender que estos días son una oportunidad maravillosa para encender tu luz interior y ser la luz que quieres ver en el camino; ser la voz de la esperanza para aquellos que están sintiéndose muy mal; ser la guía para muchos cuando das lo mejor de ti de manera incondicional; ser el regalo vivo cuando compartes tu tiempo y tu mirada hacia los tuyos.
Finalmente ser el que consciente y humildemente baja su ego para darle cabida al verdadero SER que habita en ti y disponerse a vivir estas celebraciones desde el lugar del silencio, la pausa y la entrega interior para que tus resultados sean de satisfacción a largo plazo en tu salud, abundancia plena, paz infinita y felicidad en tus relaciones.
¡¡¡Que así sea para todos, felices fiestas!!!
