Claudia Psicoterapia

La menopausia, un proceso de transformación

Muchas veces, al escuchar la palabra menopausia, despierta muchos tabús en los seres humanos, las mujeres la decimos con vergüenza y los hombres con asombro; realmente somos todos ignorantes del proceso y ante eso creemos que es mejor no hablar por lo cual siendo una etapa tan importante en la vida de una mujer terminamos invisibilizándola completamente.

Las estadísticas nos muestran: dice la OMS que para el 2023, más de 1.000 millones de mujeres en el mundo están atravesando esta etapa, sin embargo, el 45% de ellas desconoce a profundidad el proceso por el cual están pasando y el 79% asegura nunca haber recibido información al respecto. Entonces el panorama es que transitamos este momento de nuestras vidas con los ojos completamente vendados.

Al buscar alguna información lo único que encuentras tiene que ver con los cambios físicos causados por los cambios hormonales en el cuerpo y esto lleva al estereotipo de la mujer vieja, enferma, malgenio, inservible, asexual con poca expectativa de vida.

Aunque en pleno siglo XXI vemos mujeres que ya no se ajustan a estos paradigmas y que están viviendo su segunda primavera con mucho disfrute en su máximo esplendor, también hay muchas que todavía están en pañales en la materia sintiendo síntomas físicos y emocionales de manera muy fuerte desde el sufrimiento.

En mi experiencia tuve la fortuna de tomar un curso sobre la ciclicidad de las mujeres después de haber cumplido mis 40 años, por eso desde ahí pude vivir mis últimos años de menstruación desde un lugar muy natural y con mucho disfrute; lo cual me permitió hacer una transición muy tranquila al comienzo de mi climaterio y menopausia. Y así fue que el día que cesó mi menstruación pude cerrar este ciclo con mucha honra, valoración y agradecimiento, lo cual me conectó con la dicha de haber sido una mujer dadora de vida desde mi ser mamá, pero que en ese momento necesitaba iniciar una nueva etapa donde creara y nutriera nuevos proyectos, sueños y deseos.

Y aunque los síntomas físicos y emocionales han estado presentes, los he podido vivir con consciencia para comprender que ha sido una etapa donde la mirada la he vuelto sobre mí, sin vivirlo desde la carencia o perdida, sino desde la expansión y sabiduría.

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