La pareja es la reina de las relaciones en la vida adulta
En este mes cumplo 30 años de matrimonio y 33 años junto a mi pareja, ósea haciendo cuentas… ya más tiempo compartido con él, del que pase en casa con mis padres, ja, ja; y aunque hemos pasado por mil situaciones que nos han movido el piso muchísimas veces retándonos en lo más profundo de nuestro ser, el balance siempre ha sido positivo, de crecimiento, de transformación y de mucha complicidad, fortalezas que hemos ido construyendo con el transcurso de los años y que también han enriquecido el acompañamiento que realizo a parejas por más de 15 años en la consulta privada.
Por eso desde ahí muchas personas nos preguntan cuál ha sido la clave y creo que no hay claves, han sido muchas formas de vernos, negociar, aclarar, mirarnos hacia nosotros mismos, reírnos y dejar ir muchas otras, que nos han permitido caminar con consciencia en estos años. Consciencia que llego después de mucho tiempo, ya que iniciamos nuestra relación en los tempranos 20s con la gran ilusión y necesidad imperante de querer cambiar al otro, que el otro se adaptara a lo que yo quería, se acomodara a mis deseos infantiles; ya se imaginaran las batallas y el desgaste energético que esto generaba hasta llegar a entender que lo que no me gusta y me hace sufrir de mi pareja tenía más que ver conmigo misma que con la otra persona y que cada uno cambiaria cuando estuviera dispuesto y no cuando fuera una imposición del otro.
Algunas comprensiones sobre el proceso:
· Cuando insistimos en culpabilizar al otro de nuestras emociones y sentimientos, ponemos la mirada afuera; sintiéndote la víctima de la situación; lo importante es responsabilizarse de donde estes, ya que a la vida vinimos a hacernos cargo de nuestra propia felicidad independientemente y más allá de lo que la pareja te pueda ofrecer.
· Tener consciencia de lo que hay en la relación y de lo que no hay en la relación, caminando con todo, integrando, todo junto, para quitar las cargas de la expectativa hacia el otro (lo que te pido y espero de ti sin culpas ni reproches) y poder caminar en paralelo desde proyectos individuales, pero con una mirada conjunta hacia adelante con un mismo propósito.
· La pareja se convierte en una oportunidad para mirar mis propias sombras, oportunidad para crecer y ver lo que tengo escondido, reprimido, y no acepto, mis propias sombras; quedarse para poder mirar, esto es uno de los actos de mayor valentía, así que no salgas corriendo a la primera quédate para ver qué es lo que hay para ti, que seguramente traerá un gran crecimiento interior.
· Conviértete en la pareja que quieres tener, aunque esto implique todo un trabajo de autoconocimiento y desaprender para relacionarte con el otro como tu mayor entrenador, desde un lugar de armonía, ecuanimidad y balance. Deja de pedirle a tu pareja que te llene tus vacíos y carencias emocionales, hazte cargo de estos y ponte a trabajar en ellos para que te sientas completa y poder decirte “yo elijo estar aquí a pesar de que el otro no cambie, la que estoy cambiando soy yo”.
· Finalmente, recordar que el mayor compromiso es contigo misma para poder estar bien relacionarte en presencia desde el amor para después estar disponible para un compañero de vida y crecer juntos; reconectándote con el amor que ya eres para encontrar esa conexión esencial: capacidad de mirar al otro fuera de tus propias creencias autolimitantes construyendo un amor adulto.